martes, 9 de julio de 2013
El secreto de los corredores de élite
Por kalenjiEn portada, Entrevistas, Noticias, Sportdilluns, juliol 8th, 2013
Seguro que alguna vez os habéis preguntado ¿cuál es el secreto de los corredores de élite?Jordan Santos Concejero (@JordanSudafrica), Doctor en Biología y miembro destacado de la unidad de Investigación de Ciencias del Ejercicio y Medicina del Deporte en la Universidad Sudafricana de Ciudad del Cabo, coautor de la revisión recientemente publicada en la prestigiosa revista British Journal of Sports Medicine sobre la base genética del rendimiento en los corredores de élite, ha estado en Barcelona con motivo del European Congress of Sport Science presentando las nuevas líneas de investigación sobre las respuestas fisiológicas a la hipoxia en atletas africanos.
Con la habilidad pedagógica y la pasión que acompaña a los grandes maestros, el Dr. Jordan Santos Concejero nos ayuda a descifrar las claves de la descrita como la mayor concentración geográfica de logros de los anales del deporte. Hablamos de Kenia y la minoría étnica de los kalenjin que representando el 0,06% de la población mundial ha cosechado un éxito sin precedentes.
Dos gemelos univitelinos de los los Nandi (subtribu de los Kalenjin que con solo el 3% de la población de Kenia acumula el 44% de los corredores internacionales), son separados después de nacer en el Valle del Rift (Kenia).Uno de ellos vivirá en ese entorno mientras que el otro es trasladado a Moratalaz. 15 años después ambos inician un programa de entrenamiento idéntico. A los 18 años se encuentran en la línea de salida de un mundial Junior de Cross ¿quién ganaría?
Aunque hay algunos factores que podrían influir en el rendimiento final de ambos (por ejemplo, que uno haya sufrido de lesiones, diferentes estados de motivación…) voy a dar por hecho que todo entre ellos ha sido exactamente igual a partir de los 15 años y que ambos tienen una mentalidad parecida.
Teniendo eso en cuenta y si aceptamos que el atleta que se ha quedado a vivir en el Valle del Rift (digamos que en la localidad Keniana de Iten) tiene una vida similar a la que tendrían la media de los habitantes de las regiones rurales de Kenia (atleta A) y que su gemelo de Moratalaz siguió una vida similar a la media de los españoles de cualquier entorno urbano (atleta B)… entonces la respuesta la tengo clara: El atleta que se quedó en Kenia ganaría a su hermano gemelo en el Mundial de Cross.
¿Por qué?
La respuesta estaría en la influencia de los llamados Early Life Factors.
Estos Early Life Factors, o factores de vida temprana, han sido propuestos recientemente como una posible explicación a la supremacia africana en las pruebas de largo aliento. Aunque fue un investigador canadiense quien les dio nombre por primera vez (Dr Andrés Carrillo en la British Journal of Sports Medicine en 2011, sobre la maleabilidad del fenotipo tardío de los mamíferos), anteriormente ya se había aludido a los factores ambientales como posibles elementos clave en el fenónemo africano de las pruebas de fondo. Por ejemplo, el hecho de que los atletas del Valle del Rift vivan de manera permanente a grandes altitudes, por encima de los 2000 metros, se cree que puede tener cierta influencia en las distintas actividades enzimáticas, proporción de isozimas, menor producción de lactato e incluso en su extraordinaria economía de carrera.
Está descrito que la exposición prenatal a alta altitud genera importantes ajustes cardiovasculares (especialmente en aquellas poblaciones de ancestro multigeneracional de alta altitud, como puede ser el caso de los Nandi u otras subtribus de los Kalenjin) sin que se observen estas adaptaciones en aquellos residentes recientes en alta altitud. La pertenencia a una población adaptada a la altitud tiene un efecto protector sobre el feto, ya que se da un flujo sanguíneo mayor en la arteria uterina, que es la mayor proveedora de O2 a la circulación uteroplacentaria. Este hecho implicaría una adaptación en la función cardiorrespiratoria del feto, reduciendo la incidencia de la desaturación arterial, fenómeno que se da, por ejemplo, en los atletas de élite durante la práctica de un ejercicio físico extenuante. Sin embargo, esta explicación no nos serviría para nuestros gemelos, ya que fueron separados al nacer, no antes, por lo que tanto la exposición prenatal a la altitud, como la pertenencia a un grupo con ancestro multigeneracional a alta altitud sería el mismo para ambos.
Así, aquí alguien podría decir que ahora el atleta A y el atleta B entrenan en las mismas condiciones, por lo que de influencia de la altitud en el rendimiento nada de nada… Sin embargo, la exposición a esos mismo factores ambientales, especialmente durante la infancia, parecen influir en la expresión de ciertos genes que pueden ser claves para explicar el rendimiento posterior durante la edad adulta (minipunto para el atleta A).
Aún aceptando la influencia de la altitud en el rendimiento futuro, hay que tomar este Early Life Factor con cautela, ya que no todos los grandes atletas africanos provienen de la altiplanicie (sudafricanos, argelinos, tunecinos…), y lo que es más, hay poblaciones adaptadas a grandes altitudes como es el caso de los sherpas nepalíes o los pueblos andinos, que no destacan en los grandes eventos atléticos a nivel mundial.
Así pues, en mi opinión para el caso de nuestros gemelos, el Early Life Factor que podría inclinar la balanza hacía el que se quedó en el Valle del Rift sería la actividad física durante la niñez (Que si aceptamos las premisas iniciales, es decir, que el atleta A tenga una vida similar a la media de los entornos rurales de Kenia y que su gemelo la tenga en la media de un español urbanita… implicaría que la actividad física durante la infancia será mucho mayor para el atleta A que para el B) . Hoy en día se sabe que la actividad física durante los primeros años de vida parece estar relacionada con un futuro incremento de la masa ventricular izquierda del corazón, las proteínas de las miofibrillas, la coordinación motora así como una reducción de los niveles de citoquinas inflamatorias durante la madurez.
Del mismo modo, el ejercicio durante edades tempranas está ligado a un incremento en la velocidad de procesamiento de la información, posiblemente debido al estímulo de factores tróficos y crecimiento neuronal o incluso un incremento del flujo cerebral por una mayor vascularización del encéfalo (punto, set y partido para el atleta A).
Renato Canova, reconocido entrenador de maratón, afirma que el talento deportivo es como papá o mamá, o se tiene o no se tiene. ¿Nuestro rendimiento tiene un techo y es, en parte, genéticamente determinado?
Suscribo punto por punto las palabras de Renato Canova. Ese ente intangible, que algunos llaman “calidad”, otros “clase” y otros “talento”… es innato. Un atleta menos dotado puede llegar a batir a otro más talentoso con trabajo duro y vida espartana…pero a igualdad de condiciones externas la calidad natural se impondrá siempre.
El trabajo duro, la dieta, una buena planificación… pueden ayudarte a que acabes tu carrera atlética más o menos cerca de tu límite potencial, pero la altura del listón de dicho límite está determinada de nacimiento. Puede que sea injusto… pero es así.
¿Qué tiene de cierto entonces la teoría de la práctica deliberada de Ericsson, para quien la excelencia en el rendimiento es el resultado del esfuerzo prolongado durante 10 años o 10.000 horas de entrenamiento?
La teoría de las 10.000 horas de Ericsson es un eslógan, es márketing. Eso no es ciencia. Desde un punto de vista social es muy atractivo el decir que todos tenemos las mismas opciones de conseguir la gloria olímpica si entrenamos lo suficiente. Por desgracia, la realidad es tozuda y eso no funciona así.
Esta mal llamada teoría (sería en todo caso una hipótesis), se basó en una simple correlación entre la media de horas de práctica de violín con la excelencia musical alcanzada. En esa correlación se vio que aquellos que más prácticaban alcanzaban un nivel mayor, siendo las 10.000 horas el límite mínimo para alcanzar la excelencia. Sin embargo, ya de inicio la hipótesis hacía aguas, ya que en dicha correlación no se presentaban las desviaciones estándar, sólo se mostraban las medias. Esto implica, que incluso en el ejemplo que usó Ericsson como modelo, algunos músicos tenían más nivel que otros con más horas de práctica y viceversa. En ese respecto, para contrastar la hipótesis de Ericsson hay un estudio similar reciente donde comparaban las horas de práctica de ajedrez con el nivel alcanzado (éste ya un artículo científico serio, en revista revisada por pares). Aquí curiosamente se veía como algunos jugadores alcanzaban el nivel de “Gran maestro” con “pocas” horas de práctica (significativamente menos que 10.000 horas) mientras que otros se quedaban en niveles inferiores con muchas más horas de juego.
Incluso si éste no fuera el caso, la mayor cantidad de horas de práctica entre los mejores podría incuso ser parcialmente debida a que aquellos músicos/deportistas/jugadores más dotados siguen prácticando mucho más que aquellos con menos talento, ya que al alcanzar un nivel más alto mucho antes y con más facilidad, pueden tener una mayor motivación para continuar con la práctica. Este ejemplo se puede ver día a día en cualquier deporte o actividad cotidiana, aquellos más talentosos y que destacan antes, es más fácil que se involucren en la actividad correspondiente y acaben entrenando más y más seriamente que aquellos con menos facilidad natural, que pueden dejar de darle prioridad a dicho deporte/actividad o incluso abandonar su práctica.
Sin querer caer en el debate de genética vs. entrenamiento (ya que los modelos polarizados, de blanco y negro, suelen ser siempre equivocados. La vida -y el rendimiento- son más bien grises) hay que destacar que muchas variables físicas y fisiológicas claves para el rendimiento tienen base genética. Incluso a la hora de asimilar el entrenamiento se conocen variantes genéticas que te hacen ser “responder” o “no-responder” y por lo tanto con más capacidad para mejorar con la práctica de ejercicio si tienes la combinación de genotipos adecuada. Se sabe por ejemplo que el 80% de la estatura de una persona al nacer viene determinada por la genética. En un deporte como el baloncesto… ¿no es esto un factor clave? Lo mismo para otros genes que influyen en padecer riesgo de lesiones, capacidad aeróbica, tipaje muscular… El rendimiento deportivo es demasiado complejo y se ve afectado por demasiadas variantes como para dejarle todo el peso a la práctica y al entrenamiento (hay un estudio muy curioso que concluye que la variabilidad en el rendimiento debida al entrenamiento en el juego de dardos es de… ¡Menos del 30%! Y ojo, estamos hablando de dardos, que no parece tener una base fisiológica muy definida ¿Qué factores explican el otro casi 70% del rendimiento? Por eso una hipótesis tan polarizada como la de las 10.000 horas de Ericsson es equivocada).
Evidentemente hay “algo” ajeno a la práctica/entrenamiento que te hace alcanzar la excelencia, llámese “talento”, “capacidad natural” o lo como se le quiera llamar. Ericsson es psicólogo y quizá su background en genética o fisiología del ejercicio sea limitado, pero es muy osado afirmar que cualquier chaval del mundo con 10.000 horas de práctica podría alcanzar el nivel de Usain Bolt en los 100 metros o el de Bekele en los 10.000 metros. Es sencillamente falaz (pero vende).
Grandes tiradas desde pequeños para asistir cada día a la escuela, altitud, alimentación, mayor capacidad de sacrificio, … ¿Qué te sugiere la hipótesis ambiental en la mejora del rendimiento? ¿Cuál es la influencia de estos factores?
El rendimiento deportivo es algo multifactorial, es la suma de muchas pequeñas cosas. Desde predisposición genética, entrenamiento y planificación, motivación, dieta, incluso pequeñas dosis de buena suerte con lesiones etc.
Ya he mencionado en una pregunta anterior la influencia de algunos factores ambientales en el rendimiento, así que para no repetirme me remito a aquella respuesta. El ambiente pesa, y mucho, en el rendimiento que alcanza un atleta. Un ambiente y estímulos adecuados, tanto durante la infancia, como durante la madurez, siempre permitirá acercarse mucho más a ese límite natural predeterminado de nacimiento.
Pero insisto, no es sólo el ambiente. Ni sólo la genética, ni sólo el entrenamiento, ni la dieta… sino la suma de todo lo anterior más otros muchos factores lo que produce el rendimiento final.
La teoría de la supremacía por cuestiones genéticas es un tema controvertido, a menudo interpretado en clave racial. ¿qué factores metodológicos y culturales limitan el alcance de estos estudios?
Los estudios que tratan de encontrar relaciones entre distintas variables genéticas y el rendimiento en poblaciones de diferente orígen étnico tiene muchas limitaciones. Por ejemplo, los estudios hasta ahora disponibles parecen incluso quitarle el peso a la genética para explicar la excelencia en las pruebas de fondo de los atletas del Valle del Rift o de los jamaicanos en las pruebas de velocidad. ¿Por qué? Pues por ejemplo, porque muchos de esos estudios comparan atletas de élite de esas regiones con gente sedentaria de la misma población como grupo control.
Eso es una limitación metodológica evidente por varias razones. El no encontrar diferencias entre el genotipo de atletas de élite y personas sedentarias de la misma población no tiene porqué ser indicativo de que la genética no tiene influencia, sino de que quizá ambos (atletas y sedentarios de dicha población) están igualmente dotados para la práctica deportiva, pero con la diferencia de que los atletas entrenan y los otros no.
Un ejemplo anecdótico y otro más científico para explicar este punto
Imaginemos que queremos estudiar el peso de un genotipo en concreto en el rendimiento de los atletas kenianos. Compararemos atletas de élite con sedentarios de la misma población. Entre los atletas del grupo de élite podríamos incluir a alguien como Martin Lel, uno de los mejores corredores de maratón de la última década… y en el grupo control de los sedentarios…pues su jardinero por ejemplo. Resultado: No hay diferencias genéticas. Conclusión (Equivocada): ese gen concreto estudiado no influye en el rendimiento de los kenianos. ¿Por qué digo que está equivocada? Pues porque el jardinero de Martin Lel, se puso a entrenar y en 2 años corrió una maratón en 2.05 (CASO REAL, aunque parezca broma, no lo es). Es decir, esa persona sedentaria que podríamos haber usado perfectamente como control… resulta que estaba tan dotada como los mejores atletas de élite de su país, pero sencillamente no entrenaba. He ahí una limitación a la que aludia antes de este tipo de estudios.
Otro caso, más documentado sería el de los jamaicanos y las pruebas de velocidad. Existe un gen llamado ACTN3 que codifica proteína la alfa-actinina 3, la cual es exclusiva de la línea Z de los sarcómeros de las fibras musculares de tipo II y que juega un papel determinante en las contracciones explosivas de estas células. Se han identificado 2 variantes de este gen, la variante R (da lugar a proteína funcional) y la variante X (no funcional). Pues bien, en poblaciones caucásicas (España, por ejemplo) la frecuencia del alelo no-funcional o alelo “malo” (X) es relativamente alta (entre 44-54%) y se ha descrito que está muy relacionado con el rendimiento en pruebas de velocidad y explosivas en atletas blancos. ¿Qué pasa entonces? Que aquellos españoles blancos con genotipos RR o a lo sumo RX tendrán más potencial en pruebas de velocidad o explosivas, mientras que aquellos con genotipo XX serían más lentos y con poco o ningún potencial en estos deportes. Asociación genotipo-rendimiento clara: o tienes la combinación adecuada o búsquese usted otro deporte.
¿Y en los jamaicanos? Pues resulta que en Jamaica la frecuencia del alelo X es de apenas el 3%, así que prácticamente el 100% de la población tiene el genotipo RR, o lo que es lo mismo, el genotipo del velocista. Es decir, están casi todos naturalmente dotados para esas pruebas y si pretendes hacer una correlación entre rendimiento y genotipo en Jamaica usando este gen como ejemplo… mal vas a andar por falta de sujetos con la combinación “lenta”. Lo que hace a un jamaicano velocista o no, será que entrene o que no entrene, porque lo que es genotipo… como que no.
A esta limitación con la selección de grupos control, habría que añadirle otras muchas, por ejemplo: ¿Se puede concluir que la genética no influye en el rendimiento cuando sólo se han estudiado un puñado de genes de los miles que existen? Otra limitación sería que mucha gente cree que al hablar del peso de la genética en el rendimiento, estamos diciendo que unas poblaciones u otras tienen alelos o variantes genética diferentes/únicas… cuando no tiene porqué ser el caso. Bien pueden ser diferencias en la frecuencia de un alelo presente en todas las poblaciones (como el caso anteriormente explicado con el gen ACTN3 y las escadalosas frecuencias del alelo “bueno” en Jamaica en comparación con poblaciones europeas), o incluso epigenética, haciendo que factores ambientales permitan la expresión de ciertas variables genéticas de una manera u otra en función de factores externos.
La genética es un campo demasiado amplio y complejo, pero creo que es de ley reconocerle su influencia. Acusar de racista a un científico que afirma, por ejemplo, que la subtribu de los Nandi, dentro de la tribu de los Kalenjin, tiene una predisposición genética para la carrera de fondo, como se ha llegado a acusar a los autores de artículos que lo han sugerido, demuestra ignorancia (mi opinion), porque la variabilidad genética entre las poblaciones y el peso de la misma en el rendimiento es un hecho.
Con la literatura científica existente, ¿cuáles serían las variables fisiológicas por orden de importancia para conseguir el fondista perfecto?
Es una pregunta difícil y no sé si podré responderla de manera correcta. En mi opinión, un corredor de fondo debería tener, primero un umbral muy alto, (no entraré ahora en una guerra de terminología de láctico, anaeróbico… todos entendemos de a qué me refiero), muy cerca de la velocidad máxima aeróbica (entre el 90-95%, siendo la velocidad máxima aeróbica por ejemplo de 24 km/h. Más de eso muy humano no es). Con una economía de carrera eficiente (entorno a 180 mlO2/kg/km, sin llegar a los valores de extraterrestre de Zerzenay Tadesse de <160 mlO2/kg/km). Al VO2max le doy menos importancia, ya que si el atleta es económico siempre puede alcanzar velocidades asociadas al VO2max muy altas, aunque el valor de VO2max en sí no sea maravilloso.
Si el atleta combina todo eso, creo que saldría un fondista como para luchar por puestos de honor en los Juegos Olímpicos. Si ya queremos que este atleta hipotético sea eterno, vamos a darle un genotipo para algunos genes relacionados con los tendones (Ej. COL1A1) para que no se nos lesione con tanta facilidad y una antropometría del tipo Nandi (Ahora alguno aquí dirá que Bekele es achaparrado y robusto y ha sido el mejor. Correcto, pero éste es mi atleta y lo diseño como me da la gana). Otros factores como la motivación, buen entrenador y grupo de entrenamiento, dieta, factores ambientales como los citados en respuestas anteriores, suerte… se escapan de lo que pide el enunciado de la pregunta, pero son tan importantes que sin una buena aportación/combinación de ellos, mi atleta no llegaría a alcanzar su límite potencial.
Roger Bannister , el primer hombre en la historia capaz de recorrer una milla(1.609 metros) en menos de 4 minutos, dijo que ”El órgano clave es el cerebro, no el corazón o los pulmones” . ¿Cómo encaja esta afirmación en su nueva línea de investigación de la oxigenación cerebral en corredores africanos?
Bannister sabía lo que decía. El grupo de investigación en el que estoy integrado, lo lidera el (para mí) mejor científico del deporte del mundo, Timothy David Noakes. Noakes, ya hace más de una década, cuestionó la visión clásica de la fatiga, también conocida como fatiga periférica o modelo catastrófico, el cual sostiene que los límites en el rendimiento son debidos a limitaciones mecánicas de los músculos por un inadecuado abastecimiento de O2, acumulación de metabolitos (lactato, H+, fosfato, amonio…), depleción de sustratos (glucógeno o fosfocreatina dependiendo de la intensidad) o hipertermia.
Noakes propuso entonces la que se conoce como “Modelo del Gobernador Central” o CGM (Del inglés Central Governor Model), que se podría definir como un complejo sistema de autorregulación de las funciones corporales a través del sistema nervioso central. Esta hipótesis propone que el cerebro regula las funciones metabólicas durante el esfuerzo dentro de un rango de seguridad, impidiendo de manera subconsciente que los atletas puedan sobrepasarlo durante el esfuerzo. De esta manera, toda actividad física estaría controlada con el objetivo último del mantenimiento de la homeostasis del medio interno. El CGM propone que la potencia que producen los músculos durante el ejercicio está continuamente ajustada y regulada por medio de cálculos realizados por el cerebro que aseguran mantener el organismo dentro de unos niveles seguros durante el esfuerzo. De este modo, el central governor asegura siempre una reserva de emergencia. El número de unidades motoras reclutadas en cada momento estaría regulada por un estricto control neural y sería lo que actualmente se denomina como fatiga. Así pues, según mi jefe, al estar el rendimiento regulado por el sistema nervioso central, la fatiga no debería ser considerada como un efecto fisiológico, sino más bien una sensación o una emoción, separada de cualquier otra manifestación física (como podría ser una reducción en la fuerza producida por los músculos).
A pesar de que todo el proceso ocurre a nivel cerebral, éste estaría fuera del control del individuo. Lo novedoso de la propuesta, es que según el CGM, lo que limita el rendimiento de muchos deportistas no sería más que una respuesta psicológica insuficiente o inadecuada al esfuerzo. Así, con la incomodidad percibida consecuencia de la práctica de un ejercicio extenuante, se reduce a su vez el deseo consciente de sobreponerse al control del central governor (que en caso de poder ser anulado, podría conducir a un incremento en el reclutamiento de más unidades motoras, y por tanto, a un incremento en la capacidad de producir trabajo). Así, el deseo consciente de querer aumentar o mantener la intensidad de ejercicio a pesar de estar fatigado sería, desde un punto de vista fisiológico, algo poco deseado ya que comprometería la homeostasis del organismo. El CGM podría explicar la existencia de otros tipos de fatiga, como el síndrome de fatiga crónica, así como la influencia en el rendimiento de factores psicológicos y la motivación durante el ejercicio, el efecto de las drogas estimulantes del sistema nervioso central, la hipnosis, la música, así como los placebos.
Creo que CGM encaja mucho con la afirmación de Sir Roger Bannister, pero mi línea de investigación es algo diferente. En mi caso, vamos a medir como varía la oxihemoglobina y la deoxihemoglobina, así como el índice de oxigenación y el flujo sanguíneo cerebral en atletas africanos durante ejercicios hasta extenuación. Esto no dejan de ser manifestaciones y cambios físicos, que no encajan con la hipótesis más psicológica del CGM.
¿Qué peso atribuyes a los bonos económicos ofrecidos en las pruebas de ruta con la eclosión de grandes registros en la prueba de maratón?
Si anteriormente decía que el rendimiento es algo multifactorial y citaba genética, entrenamiento, factores ambientales, dieta, suerte… olvidé mencionar al dinero. En mi opinión, los suculentos premios en metálico son los que han revolucionado el maratón desde mediados de la década pasada. Esa es la razón principal y no otra (en mi opinión, claro).
El perseguir la gloria olímpica y ser eterno pasa a segundo plano cuando la victoria en un maratón de primer nivel (Berlín, Chicago, Dubai, Boston, Londres…), puede proporcionar una inyección económica de tal calibre que solucione la vida del atleta y la de toda su familia por varias generaciones. Las estrellas de los países del cuerno de África ya no se prodigan en la pista sino que muchos saltan directamente a la ruta. Es mucho más rentable, así de sencillo. De la cantidad (cada vez mejores, cada vez desde más jóvenes…) sale la calidad, aunque en muchos casos sean rendimientos extraordinarios muy fugaces, debido a que queman todas sus balas en un par de temporadas en la que hacen un ”all in” con la capacidad de sus cuerpos.
El desembarco de managers y entrenadores occidentales en esa región así como el abrumador dominio ejercido ha puesto encima de la mesa la cuestión del dopaje, mientras el ratio de casos de dopajes en ese país es de los más bajos del mundo. ¿Estamos ante un prejuicio “occidental”?
En mi opinión es de acomplejados citar al dopaje como razón principal del éxito africano en las pruebas de fondo. No niego que haya habido casos de dopaje en Kenia en fechas recientes, pero los casos han sido siempre en atletas de nivel medio-bajo (para ser kenianos claro), salvo algún caso aislado como el de Nixon Kiplagat. Sí es verdad que hay cierta sospecha con mánagers y entrenadores italianos afincados en Kenia, pero aquí todos deberían ser inocentes hasta que se demuestre lo contrario.
Sí que es verdad que la IAAF ha decidido instalar un laboratorio de análisis de dopaje sanguíneo en Kenia hace poco para frenar con las especulaciones de impunidad que tenían en ese país, pero como citas, su porcentaje de positivos es de los más bajos del mundo teniendo en cuenta su nivel y número de medallas.
Yo no creo que el éxito keniano esté basado en el doping, me llevaría una sorpresa mayúscula si algún día algo así se demostrara. Su densidad de atletas, su predisposición natural para la carrera a pie, los factores ambientales… Todo Eldoret es un centro de alto rendimiento a gran escala. Sencillamente no necesitan jugar con fuego para alcanzar la gloria. Cualquier europeo que haya hecho una estancia en Iten podrá dar fe de esto. Tantos atletas, tantísimas decenas de desconocidos que jamás saldrán del país a competir, auténticos “Don nadie” con apenas un poco de ugali para comer y unas zapatillas regaladas… que podrían imponerse en casi cualquier carrera de Europa si les dieran la oportunidad. Eso no lo hace el dopaje, rotundamento no.
¿Consideras que el futuro de la alta competición será una lucha entre empresas biotecnológicas?
La tecnología aplicada al deporte tiene un peso importante en la mejora del rendimiento. Algunos deportes ya aplicaron limitaciones específicas para reducir su impacto (como la obligatoriedad de usar bicicletas estándar para el récord de la hora en ciclismo, la prohibición de bañadores mágicos en natación…), pero no creo que la alta competición en esos deportes u otros como el atletismo llegue a convertirse en una lucha tecnológica como puede ser el caso de la fórmula 1.
Es obvio que la mejora del material es un plus y que en algunos deportes pronto tendrán que establecer normas más estrictas (estoy pensando en los dobles amputados paralímpicos donde calculo que en menos de 10 años el récord mundial de 400 metros será mejor para dobles amputados que el récord de Michael Johnson. Ojo al brasileño Oliveira los 2 próximos años), pero no creo que algo así llegue a ocurrir en el atletismo olímpico. Correr es un acto demasiado natural como para que la tecnología llegue algún a sobrepasar la influencia de la propia fisiología, entrenamiento u otros factores (Ejemplo, se llegó a decir que las nuevas Adidas con tecnología boost podían producir mejoras de hasta el 5%. Pura fantasía que ha quedado en nada).
Como atleta y científico ¿qué te sugiere el hecho de que el pasado sábado hasta 6 estadounidenses corrieran por debajo de 3:35 los 1500metros?
Como ex-atleta envidia y admiración, como científico la constatación, una vez más, de que las cosas bien hechas dan sus frutos.
3.35, aún siendo una marca extraordinaria y de grandísimo nivel, es lo bastante humana como para que no haya que sospechar nada raro de que 6 compatriotas hayan corrido tan rápido (Además la mayoría de ellos en un meeting Belga de nivel medio en Oordegem, quién hubiera pillado la carrera en sus buenos tiempos. A tenor de las marcas de casi todo el mundo, estoy seguro de que fue uno de esos días “mágicos” donde las condiciones climáticas, las liebres y los rivales respondieron).
La lectura que se tendría que extraer de que EEUU esté emergiendo, es que no deberíamos tener complejos los atletas de origen europeo. EEUU hace ya un tiempo que decidió invertir en las pruebas de fondo para recuperar parte de esa hegemonía perdida. El hecho de que haya cuadras de entrenamiento en distintos puntos del país con grandes entrenadores, mucho soporte tecnológico y científico detrás (el caso más conocido quizá sea el Nike Oregon Project en Eugene a las órdenes de Alberto Salazar con Galen Rupp, Mo Farah, Dathan Ritzenhein etc. como puntas de lanza) así como apoyo económico, está visto que funciona y que es el camino a seguir.
EEUU ya ha conseguida una medalla olímpica en 10.000 metros, ya ha batido a Kenia en el mundial de cross… y con atletas de origen europeo nada menos, nada de fichajes de otros países como hacen Turquía, Barhein, Qatar o incluso nosotros mismos, por qué no decirlo.
Antes he dicho que la genética influye, que unas poblaciones puede que estén más predispuestas que otras para la práctica de la carrera a pie… pero que no se trata de genotipos únicos, sino más bien de frecuencias más altas de las combinaciones adecuadas (unidas a factores ambientales, entrenamiento y un sinfín de cosas más, por supuesto). Quizá sean más infrecuentes, pero los atletas talentosos se encuentran en todas las partes del mundo. Si hay menos potenciales fondistas en España que en Kenia, quizá haya que afinar la búsqueda y mimar más a los talentos que tengamos/podamos encontrar. Apoyarlos. Igual es excesivo pedir un sistema de atletismo universitario como el que tienen en EEUU, porque ese modelo no es trasladable al sistema español… pero está claro que su sistema de detección de talentos y de apoyo al deportista funciona. Que saben lo que hacen. Aún son pocos los atletas españoles que han hecho estancias en América buscando aprender y ampliar horizontes. Sé que algunas de nuestras mejores promesas están planteándose ir allí. Quizá sea el camino ahora que parece que nuestro sector de fondo/mediofondo no pasa por su mejor época.
En mi opinión, el renacer del fondo/mediofondo americano debería ser un espejo en el que mirarse a día de hoy.
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